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Receta De Salmorejo con AOVE

Disfruta de un clásico de la cocina mediterránea con el toque especial de nuestro aceite de oliva virgen extra (AOVE).

Con la llegada del calor, el salmorejo se convierte en uno de nuestros mejores aliados veraniegos. Siempre estamos en busca de recetas que sean ligeras, refrescantes y llenas de sabor y nutrientes. ¡El salmorejo es perfecto para esos días calurosos!

Con un toque de aceite de oliva, esta receta no solo es deliciosa, sino que también es rica en grasas saludables y antioxidantes, lo que la convierte en una opción increíblemente nutritiva.

El secreto para lograr un buen salmorejo reside en su textura suave, sedosa y ligeramente más densa que la del gazpacho, además de un sabor perfectamente equilibrado. Aunque tradicionalmente el pan se utiliza para espesar la mezcla, podemos obtener una consistencia igualmente satisfactoria prescindiendo de él, lo que convierte a esta versión en una opción más saludable y ligera.

Para obtener esa consistencia densa sin la adición de pan, es fundamental seleccionar tomates en el punto óptimo de madurez pero que no sean excesivamente acuosos. Se deben triturar enteros, sin pelar, para lo cual se recomienda el uso de un procesador de alimentos o una batidora para lograr una mezcla uniforme.

Además, para contribuir a la espesura de la preparación, agregaremos huevo cocido, comenzando con un huevo grande por cada kilogramo de tomates, aunque se puede aumentar la cantidad según la consistencia deseada. El nivel de ajo, vinagre y sal puede ajustarse según las preferencias de cada uno.

Ingredientes:

Tomates maduros  1 kilogramo

Dientes de ajo        2

Huevos duros         4

Sal

Aceite de oliva virgen extra   75 gramos aproximadamente

Vinagre                                      30 gramos

Preparación:

Comienza hirviendo los huevos en agua caliente durante unos 10 minutos. Luego, retíralos y déjalos enfriar. Si prefieres, puedes hervir más huevos para aumentar la cantidad o utilizarlos como guarnición. Resérvalos para más adelante.

Limpiar los tomates. Quitar el tallo superior y cortar en cuartos. Colocar en un recipiente o en el recipiente de una licuadora o batidora, agregar 1/2 cucharadita de sal y mezclar. Dejar reposar durante 15 minutos para que suelten sus jugos.

Pelar el diente de ajo (añadir más si se desea un sabor más intenso, u omitir completamente), cortar por la mitad.  Agregar a los tomates y triturar todo en dos o tres tandas a alta potencia.

Pelar el huevo, cortarlo en trozos y agregar al tomate junto con el vinagre. Triturar ligeramente para incorporarlo. Comenzar a verter el aceite de oliva virgen extra gradualmente mientras continuamos triturando a velocidad media, permitiendo que se incorpore poco a poco en forma de hilo para lograr la emulsión.

Se puede añadir aceite al gusto, siendo conscientes de que quedará más sabroso si somos generosos. Una vez todo junto, triturar todo unos segundos más para comprobar que ha quedado homogéneo, corregir de sal y enfriar en la nevera. ¡Y a disfrutar!

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